lunes, 28 de febrero de 2011

Reflexión del día

Lecturas



A los que se arrepienten Dios los deja volver y reanima a los que pierden la paciencia. Vuelve al Señor, abandona el pecado, suplica en su presencia y disminuye tus faltas; retorna al Altísimo, aléjate de la injusticia y detesta de corazón la idolatría. En el Abismo, ¿quién alaba al Señor, como los vivos, que le dan gracias? El muerto, como si no existiera, deja de alabarlo, el que está vivo y sano alaba al Señor. ¡Qué grande es la misericordia del Señor, y su perdón para los que vuelven a él!


En aquel tiempo, cuando salta Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: -«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?» Jesús le contestó: -« ¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.» Él replicó: -«Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.» Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: -«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.» A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: -« ¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios! » Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: -«Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por todo.» el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios.» Ellos se espantaron y comentaban: -«Entonces, ¿quién puede salvarse?» Jesús se les quedó mirando y les dijo: -«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede

Palabra del Señor.

domingo, 27 de febrero de 2011

Reflexión del día


Lecturas



Sión decía: “Me ha abandonado el Señor, mi dueño me ha olvidado.” ¿Es que puede una madre olvidarse, de su criatura, no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvide, yo no te olvidar?


Hermanos: Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, en un administrador, lo que se busca es que sea fiel. Para mí, lo de menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el Señor. Así, pues, no juzguéis antes de tiempo: dejad que venga el Señor. él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá la alabanza de Dios.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -”Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando que vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos. “

Palabra del Señor.

Más abajo encontrareis la HOMILÍA correspondiente a estas lecturas.

Homilía


LA PROVIDENCIA DE DIOS
Dios nos ama.

A todos nos gusta que nos llamen por nuestro propio nombre, que nos reconozcan, que nos valoren, que nos quieran.
Por eso, el anonimato sistemático, el ninguneo despectivo, el olvido de las personas, como si no existieran, es un mal que afecta a muchos seres de nuestro mal llamado”mundo civilizado”, que acude a mediums, sicólogos, psiquíatras y curanderos para paliar sus carencias sicológicas.

En el fondo falta amor en las relaciones humanas y sobran el materialismo egoísta y los círculos de interés, que marginan a los que nada pueden ofrecer.
Si los más débiles además quedan fuera de los circuitos de producción, la soledad, el abandono y el olvido están servidos.
La familia, en estos casos, suele ser el punto principal y único de apoyo. Y, a veces, éste falla. ¿A quién recurrir entonces?

Sólo queda Dios como recurso.

Y aún algunos se preguntan: ¿Me habrá abandonado Dios? ¿Por qué no me escucha?¿Por qué no me responde?.

Son los gritos de la desesperanza, que sacuden los oídos, conmueven el corazón y llegan hasta Dios.

-“¿Acaso- exclama el profeta Isaías, poniendo en su boca la Palabra de Dios- puede una madre olvidarse de su criatura y no conmoverse por el hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella te olvide, yo no te olvidaré”

La Providencia de Dios.

Este es el amor de Dios hacia las obras salidas de sus manos. Un amor protector, misericordioso, que vela silenciosamente y deja seguir el curso de la naturaleza según reglas establecidas, que permiten crecer las plantas y que los seres vivos encuentren los alimentos necesarios para su subsistencia y perpetuación.

“Y, si Dios se preocupa- según Jesús- de los gorriones, que se venden por una cantidad insignificante, ¿cómo no se va a preocupar de los hombres?”

Los agobios en la vida suelen venir por perseguir metas inalcanzables o por atropellar las normas. Nadie duda de que el mundo produce alimentos suficientes para nutrir a toda la humanidad. ¿Por qué tanta injusticia y despilfarro por parte de unos pocos y miseria y hambre en la gran mayoría?

Jesús, ya conocía estas discriminaciones y cómo los más poderosos de su tiempo: fuerzas romanas de ocupación, escribas, fariseos, saduceos, herodianos, y publicanos acaparaban más del 80% de la riqueza y sometían a la esclavitud, la mendicidad y el hambre, al resto de sus compatriotas, utilizando para sus fines el mismo nombre de Dios.
Y da un consejo: “Buscad el Reino de Dios y su justicia, que lo demás se os dará por añadidura” (Mt. 6,33).

Las políticas de los hombres.

Sus palabras tienen plena vigencia hoy día, cuando los hombres nos lanzamos a la conquista de la añadidura y dejamos la justicia como un elemento ajeno a nosotros y, en cualquier caso, a la decisión de los magistrados y autoridades, a quienes juzgamos según nuestro arbitrio si sus sentencias no son favorables a nuestros intereses.

Los desequilibrios resultantes de estos criterios equivocados nos adentran en un caos de difíciles consecuencias. O compartimos o estamos perdidos. O respetamos la naturaleza y la dignidad de las personas o viviremos en agitación y zozobra constantes.

Los males del hombre nacen por arrogarse prerrogativas divinas y sustituir la Providencia de Dios por políticas oligárquicas.

Leyendo el salmo nos damos cuenta cuánto nos estamos alejando del “sueño de Dios” y nos estamos enfangando hasta el cuello en la polución de atmósferas que hemos ido haciendo irrespirables.

Yo al menos, me siento reconfortado meditando la contemplación del salmista.

No sé si habéis dormido alguna vez en vivac, durante la noche, bajo el manto protector de las estrellas, arrullados por la brisa fresca del verano y escuchando los ecos del bosque. Es maravilloso. Para agradecer a Dios todo el regalo que nos brinda.

Y la vida es un regalo, que por dejadez convertimos en un infierno. Pero, no es esto lo que Dios quiere. Y lo sabemos.

Y sabemos también por experiencia que vale más caer en las manos de Dios, que ama y perdona, que en la ruindad e intransigencia de los hombres.

A fin de cuentas somos sus criaturas, somos sus hijos.

Confiadamente nos dirigimos a él confesando nuestra fe.

sábado, 26 de febrero de 2011

Reflexión del día


Lecturas



El Señor formó al hombre de tierra y le hizo volver de nuevo a ella; le concedió un plazo de días contados y le dio dominio sobre la tierra; lo revistió de un poder como el suyo y lo hizo a su propia imagen; impuso su temor a todo viviente, para que dominara a bestias y aves. Les formó boca y lengua y ojos y oído s y mente para entender; los colmó de inteligencia y sabiduría y les enseñó el bien y el mal; les mostró sus maravillas, para que se fijaran en ellas, para que alaben el santo nombre y cuenten sus grandes hazañas. Les concedió inteligencia y en herencia una ley que da vida; hizo con ellos alianza eterna, enseñándoles sus mandamientos. Sus ojos vieron la grandeza de su gloria, y sus oídos oyeron la majestad de su voz. Les ordenó abstenerse de toda idolatría y les dio preceptos acerca del prójimo. Sus caminos están siempre en su presencia, no se ocultan a sus ojos.


En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: -«Dejad. que los niños se acerquen a mi: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.» Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor.

viernes, 25 de febrero de 2011

Reflexión del día


Lecturas



Una voz suave aumenta los amigos, unos labios amables aumentan los saludos. Sean muchos los que te saludan, pero confidente, uno entre mil; si adquieres un amigo, hazlo con tiento, no te fíes en seguida de él; porque hay amigos de un momento que no duran en tiempo de peligro; hay amigos que se vuelven enemigos y te afrentan descubriendo tus riñas; hay amigos que acompañan en la mesa y no aparecen a la hora de la desgracia; cuando te va bien, están contigo, cuando te va mal, huyen de ti; si te alcanza la desgracia, cambian de actitud y se esconden de tu vista. Apártate de tu enemigo y sé cauto con tu amigo. Al amigo fiel tenlo por amigo, el que lo encuentra, encuentra un tesoro; un amigo fiel no tiene precio ni se puede pagar su valor; un amigo fiel es un talismán, el que teme a Dios lo alcanza; su camarada será como él, y sus acciones como su fama.


En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordanía; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba. Se acercaron unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: « ¿Le es licito a un hombre divorciarse de su mujer?» Él les replicó: -«¿Qué os ha mandado Moisés?» Contestaron: -«Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.» Jesús les dijo: -«Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios “los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.” De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.» En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. El les dijo: -«Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»

Palabra del Señor.

jueves, 24 de febrero de 2011

Reflexión del día


Lecturas



No confíes en tus riquezas ni digas: “Soy poderoso”; no confíes en tus fuerzas para seguir tus caprichos; no sigas tus antojos y codicias ni camines según tus pasiones. No digas: “¿Quién me podrá? “porque el Señor te exigirá cuentas; no digas: “He pecado, y nada malo me ha sucedido”, porque él es un Dios paciente; no digas: “ El Señor es compasivo y borrará todas mis culpas.” No te fíes de su perdón para añadir culpas a culpas, pensando: “Es grande su compasión, y perdonará mis muchas culpas”; porque tiene compasión y cólera, y su ira recae sobre los malvados. No tardes en volverte a él ni des largas de un día para otro; porque su furor brota de repente, y el día de la venganza perecerás. No confíes en riquezas injustas, que no te servirán el día de la ira.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -”El que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: mas te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la sazonaréis? Que no falte entre vosotros la sal, y vivid en paz unos con otros.”

Palabra del Señor.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Reflexión del día


Lecturas



La sabiduría instruye a sus hijos, estimula a los que la comprenden. Los que la aman, aman la vida, los que la buscan alcanzan el favor del Señor; los que la retienen consiguen gloria del Señor, el Señor bendecirá su morada; los que la sirven, sirven al Santo Dios ama a los que la aman. Quien me escucha juzgará rectamente, quien me hace caso habitará en mis atrios; disimulada caminaré con él, comenzaré probándolo con tentaciones; cuando su corazón se entregue a mí, volveré a él para guiarlo y revelarle mis secretos; pero, si se desvía, lo rechazaré y lo encerraré en la prisión; si se aparte de mí, lo arrojaré y lo entregaré a la ruina.


En aquel tiempo,, dijo Juan a Jesús: -«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.» Jesús respondió: -«No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mi. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.»

Palabra del Señor.

martes, 22 de febrero de 2011

Reflexión del día


Lecturas



Queridos hermanos: A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y participe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloría que no se marchita.


En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: -« ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: -«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: -«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: -«Tú eres el Mesías, el Hijo de Jesús le respondió: Dios vivo. » -« ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo. »

Palabra del Señor.

lunes, 21 de febrero de 2011

Reflexión del día


Lecturas



Toda sabiduría viene del Señor y está con él eternamente. La arena de las playas, las gotas de la lluvia, los días de los siglos, ¿quién los contará? La altura del cielo, la anchura de la tierra, la hondura del abismo, ¿quién los rastreará? Antes que todo fue creada la sabiduría; la inteligencia y la prudencia, antes de los siglos. La raíz de la sabiduría, ¿a quién se reveló?; la destreza de sus obras, ¿quién la conoció? Uno solo es sabio, temible en extremo; está sentado en su trono. El Señor en persona la creó, la conoció y la midió, la derramó sobre todas sus obras; la repartió entre los vivientes, según su generosidad se la regaló a los que lo temen.


En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo. Él les preguntó: -«¿De qué discutís?» Uno le contestó: -«Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina os dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, no han sido capaces.» Él les contestó: -« ¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuando os tendré que soportar? Traédmelo.» Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: -«¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?» Contestó él: -«Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos. » Jesús replicó: -«¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe.» Entonces el padre del muchacho gritó: -«Tengo fe, pero dudo; ayúdame.» Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: -«Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él. » Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó, cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie. Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: -«¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?» El les respondió: -«Esta especie sólo puede salir con oración.»

Palabra del Señor.

domingo, 20 de febrero de 2011

Reflexión del día


Lecturas



El Señor habló a Moisés: -”Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: “Seréis santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. No odiarás de corazón a tu hermano. Reprenderás a tu pariente, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás ni guardarás rencor a tus parientes, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor. “


Hermanos: ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros. Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito:” Él caza a los sabios en su astucia. “Y también: “El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos.” Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -”Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente.” Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehuyas. Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publícanos? Y, si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.”

Palabra del Señor.


Más abajo encontrareis la HOMILÍA correspondiente a estas lecturas.

Homilía


“AMAD A VUESTROS ENEMIGOS”

Amor a los enemigos

El mensaje del Sermón de la Montaña que hemos venido escuchando estos últimos Domingos, se nos concreta hoy todavía más al descubrirnos Jesús una de las características destacadas del amor providente de Dios “que hace salir el sol sobre buenos y malos, justos y pecadores”. Él perdona siempre, no se deja llevar por el odio y por la venganza, no nos castiga como merecen nuestros pecados, sino que ofrece siempre nuevas oportunidades para que el hombre se regenere.

El amor, incluso a los enemigos, aparece en Jesús como un mandamiento nuevo.
Se contrapone con el “ojo por ojo, diente por diente”, de la Ley del Talión, que tantas catástrofes han deparado al pueblo judío a lo largo de su historia.
El conflicto árabe-israelí es una sucesión constante de represalias que no resuelve el problema que existe en el trasfondo: el diálogo, para salvar las diferencias. Si nadie cede y todos se sienten agraviados, la espiral de violencia continuará.

Renunciar a la violencia y tender la mano al adversario es la única vía posible cuando los enconamientos se enquistan. No hay combate si uno no quiere. Y el alma humana no es tan cruel como para perder definitivamente la sensibilidad.

Tenemos que creer en el hombre. De lo contrario, estaríamos perdidos.
¿Qué pasaría si Dios no hubiera apostado por nosotros?

La alternativa de Jesús, que para muchos es una cobardía, requiere un gran esfuerzo de voluntad, porque cuando el corazón está sacudido por sentimientos de venganza es muy difícil sobreponerse, poner la otra mejilla y dar cabida al perdón y a la paz. Sólo las personas fuertes moralmente lo consiguen.

Ejemplos edificantes

Me contaba un compañero que, siendo capellán en una conocida cárcel española, contó con la ayuda inestimable de un preso, que había sido condenado a varios años de reclusión por un asesinato, pero que se había arrepentido de su crimen. Sentía la necesidad de acercarse a los presos convictos de semejantes delitos, para ayudarles.
Les decía: "No dejéis que el odio corroa vuestro corazón; pedid perdón y perdonad”
Todos le respetaban y le querían. Se había convertido en el ángel bueno de la cárcel.

En mi época de seminarista conocí en Malgrat de Mar (Barcelona) a Joan Alsina. Yo era estudiante de Teología y Joan, coadjutor de la parroquia del pueblo. Le llamaban Mosén “Ye-Ye” por su estilo abierto y desenfadado. Guardaba sonrisas para todo y le querían con locura, sobre todo los jóvenes. Había nacido en Castelló de Ampuries (Girona). Su inquietud le llevó a inscribirse en el IEME (Instituto Español de Misiones extranjeras) que tenía su sede en Burgos. Por entonces, recién ordenado sacerdote, ejercía su misión sacerdotal con la mirada puesta en Chile, su futuro destino.
Y en Chile encontró la muerte al advenimiento del General Pinochet. Como tantos otros fue declarado indeseable y tomado como comunista por un régimen dictatorial, aunque él permanecía ajeno a la política y entregado totalmente a los pobres y a la atención del hospital. Días antes de su muerte, presintiendo su final, les escribía a sus padres rememorando la huída del Exodo y el pan molido y triturado de la Eucaristía.

Sabía que venían a por él.

Habríamos ignorado la historia de su fusilamiento, si su verdugo, posteriormente arrepentido, no hubiera testificado las impresiones vividas.
“No era una persona como los demás. Se negó a que le vendara los ojos y mirándome fijamente afrontó con serenidad los últimos momentos incitándome a que hiciera lo que tenía que hacer, “Quiero mirarte a los ojos” para que sepas que no te guardo rencor y que te perdono de corazón” Su imagen de bondad continúa todavía en mi mente.

Bondad del ser humano

Hemos de creer en la bondad del corazón humano, capaz de superar el odio, y en la necesidad de tender puentes, no zancadillas. El mismo Buda insistía en las actitudes del dominio de sí mismo, en la resignación y en no dar cabida al odio, cuando a uno le van aserrando, uno a uno, los miembros del cuerpo.

Asistimos últimamente, por desgracia, a brotes de violencia en diversas partes del mundo, casi todos ellos motivados por la intolerancia ideológica, cultural, racial o religiosa.

El terrorismo islamista está sembrando de muerte y odio a minorías de otras religiones, a quienes pretende convertir por la fuerza, marginándolas o simplemente asesinándolas. Los hechos son todavía más graves cuando vienen alentados por imanes o escuelas que adoctrinan hacia la Guerra Santa. Volvemos a épocas medievales ya olvidadas.
En Pakistán, China, Irak, Nigeria o Egipto los cristianos sufren persecuciones o tienen que soportar leyes que los discriminan.

El Papa Benedicto XVI ha tenido que intervenir condenando los hechos y defendiendo la libertad de culto de los cristianos, lo cual ha despertado las iras de algunos políticos, más interesados en mantener el apoyo de las mayorías que en implantar la justicia.
Nuestra misma democracia se va progresivamente adulterando en la medida que los políticos ejerzan su autoridad sectariamente en lugar de servir a todo el pueblo.
Constatamos, por otro lado, un crecimiento progresivo del fanatismo y de los nacionalismos egoístas que no pronostican nada bueno, pero precisamente por eso los que nos sentimos cristianos debemos crear un fermento de paz y de concordia, en lugar de meternos en ese dinamismo de muerte.

No es fácil cuando uno se siente acosado, pero la auténtica medida del amor radica en el perdón, incluso a los enemigos.

Debemos confiar, a pesar de todo, en la bondad del ser humano, creado para el bien.

¡Ojalá que lleguemos a un mundo donde puedan convivir todas las religiones, culturas, razas e ideologías en respeto y armonía!

¿Cuándo llegará la concordia y la paz a nuestra maltratada Tierra?


Parece que actualmente es un ideal muy lejano, pero no imposible.

El evangelio sigue siendo fuente perenne de regeneración.

Consideremos, como dice San Pablo, que “la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios” (I Cor 3,19), y mantengamos la esperanza de que el amor prevalecerá sobre el odio.

sábado, 19 de febrero de 2011

Reflexión del día


Lecturas



Hermanos: La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve. Por su fe, son recordados los antiguos. Por la fe, sabemos que la palabra de Dios configuró el universo, de manera que lo que está a la vista no proviene de nada visible. Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que Caín; por ella, Dios mismo, al recibir sus dones, lo acreditó como justo; por ella sigue hablando después de muerto. Por fe, fue arrebatado Henoc, sin pasar por la muerte; no lo encontraban, porque Dios lo había arrebatado; en efecto, antes de ser arrebatado se le acreditó que había complacido a Dios, y sin fe es imposible complacerle, pues el que se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensa a quienes lo buscan. Por fe. Noé, advertido por Dios de lo que aún no se veía, tomó precauciones y construyó un arca para salvar a su familia; por la fe, condenó al mundo y consiguió la justicia que viene de la fe.


En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: -«Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Estaban asustados, y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: -«Éste es mi Hijo amado; escuchadlo.» De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: -«No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.» Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos». Le preguntaron: -« ¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Ellas? » Les contestó él: -«Elías vendrá primero y lo restablecerá todo. Ahora, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Os digo que Ellas ya ha venido, y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito.

Palabra del Señor.